Hoy vamos a hablar sobre el simposio; lo definiremos y explicaremos ampliamente, además de abordar los temas que, por lo general, se tratan en este tipo de exposiciones, sin dejar de mencionar los objetivos que buscan este tipo de alegato. Recuerda que un simposio es un concepto que procede de la lengua griega. El término hace referencia a un encuentro donde se analiza un cierto asunto. Por ejemplo: “Mañana tendrá lugar un simposio sobre la nueva legislación fiscal en el aula magna de la universidad”, “La semana que viene viajaré a México para asistir a un simposio”, “El gobernador será el orador principal en un simposio sobre seguridad que se desarrollará en el Instituto Nacional de Políticas Públicas”.
Es importante ser conscientes de que el origen del simposio se encuentra en una especie de banquete que tenía lugar ya en la Antigua Grecia y que se acometía con el claro objetivo de poder festejar desde algún evento importante como una cita familiar hasta cualquier otro acontecimiento que se considerara oportuno.
En concreto, ese tipo de celebración se componía de dos partes claramente delimitadas: una primera en la que se procedía a disfrutar de manjares y productos varios y una segunda, en la que no sólo se bebía vino sino en la que también los asistentes disfrutaban de ciertas actividades como, por ejemplo, espectáculos de música y danza.
Puede vincularse un simposio a una conferencia o a un seminario. En el simposio, diversos especialistas se reúnen para debatir y analizar un tema. El objetivo es que cada experto intervenga en el debate con su punto de vista: un coordinador, finalmente, se encarga de resumir los principales conceptos para que los asistentes puedan sacar sus propias conclusiones y salgan enriquecidos del evento.
El público que asiste al simposio tiene la posibilidad de realizar preguntas a los disertantes. De esta manera, el simposio resulta interactivo y sus conclusiones son construidas de manera participativa.
Dentro de muchos ámbitos y sectores se realizan simposios de todo tipo. Así, por ejemplo, tienen especial protagonismo en el campo del arte para abordar determinados descubrimientos o para analizar a fondo distintas joyas. Un claro ejemplo de todo eso es el simposio que se ha organizado de manera reciente en torno a lo que es el Pórtico de la Gloria, de la Catedral de Santiago de Compostela. Investigadores, artistas y profesionales de ese ámbito, así como simples aficionados, han podido asistir al mismo donde se han dado a conocer desde las características de ese lugar hasta las curiosidades que le rodean o los trabajos de recuperación a los que ha sido sometido.
No obstante, son muchos los campos donde se acometen simposios como una manera de estrechar lazos entre los profesionales de los mismos y de que todo el mundo esté al día de las novedades y aspectos más relevantes de los citados.
Es habitual que, en un simposio, los participantes apelen a investigaciones y estudios para respaldar sus posturas. Esto diferencia esta clase de eventos de otros que se orientan más a la subjetividad para el tratamiento de los temas. De todos modos, no debemos restarle importancia a la relación que existe entre la subjetividad de los participantes, el mencionado trabajo de investigación y la forma en la que se analizan los datos obtenidos de esta manera.
Los simposios pueden centrarse en cualquier área del saber o asunto de interés social, desde la política hasta la medicina, pasando por el deporte, la economía, el arte y la historia, por citar apenas algunas posibilidades.
SimposioMucho tiempo atrás, el simposio veía la luz en la época de Platón; en su diálogo adecuadamente titulado «El simposio» se puede apreciar un gran debate en el cual participan Sócrates y sus discípulos para discutir acerca del amor, uno de los temas más importantes para nuestra especie. En este caso particular, dichos pensadores intentan llegar a la esencia misma del amor.
Si bien no existen tantas diferencias entre esa idea de simposio y el concepto que tenemos hoy en día, existen ciertas cuestiones académicas que dotan la versión contemporánea de una estructura más sólida. Uno de los objetivos más comunes del simposio es hallar soluciones para un determinado problema, aunque también es común usarlo como medio de formación o entrenamiento.
El primer paso para organizar un simposio consiste en reunir un grupo de especialistas que tengan los conocimientos y la experiencia necesaria para determinar y desarrollar los temas a tratar. Es importante señalar que siempre se debe estructurar alrededor de un tema principal, y luego derivar en otros que se encuentren vinculados con el mismo.
Dado que el simposio no es una charla informal ni una reunión espontánea, el segundo paso consiste en la elaboración de un programa y un calendario, donde sea posible detallar los horarios de las exposiciones, así como la extensión de cada una y demás datos relevantes. El tamaño del simposio es otro de los puntos fundamentales: por ejemplo, si se trata de uno considerable, es posible dar más de una conversación al mismo tiempo, cada una en un salón diferente. Se recomienda no asignar más de 1 hora a cada segmento y destinar el último cuarto a una sesión de preguntas y respuestas.
Entonces llega el momento de la convocatoria para las ponencias, algo que puede hacerse en cualquier publicación dedicada al tema principal del simposio, tanto en papel como en formato digital, entre otros medios. Seguidamente, debemos escoger los mejores artículos y organizar los trabajos según el calendario, contemplando la participación de un moderador.
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