Hoy vamos a hablar de un tema muy importante como lo es la metonimia, una figura literaria muy utilizada en nuestra comuniación diaria ya que consiste en nombrar una cosa con el nombre de otra con la que guarda cierta relación pero no de semjanza propiamente dicha. Desribiremos este concepto a fondo para que este tema quede muy claro y luego, con varios ejemplos, apoyaremos estas explicaciones para que no quede ninguna duda. Rcuerda que en retórica, la metonimia, también conocida como trasnominación, es una figura literaria en la cual una cosa es designada con el nombre de otra con la cual tiene alguna relación semántica de presencia o de contigüidad. La metonimia procede de forma parecida a la sinécdoque.
La palabra, como tal, proviene del latín metonymĭa, y esta a su vez procede del griego μετωνυμία (metōnymía), que significa ‘recibir un nuevo nombre’.
En la metonimia, las relaciones que se producen entre los elementos pueden ser de los siguientes tipos:
La causa por el efecto: “Los niños son la alegría de la casa”, para referirse a la felicidad que produce su presencia.
El continente por lo contenido: “Beberse una taza”, en referencia a beberse el contenido de una taza
El símbolo por lo simbolizado: “Juraron lealtad a la bandera”, para decir jurar lealtad al país.
El lugar por lo que en él se produce: “Tomar un oporto”, en referencia al vino de Oporto.
El autor por la obra: “leer a Cervantes”, para decir leer las obras escritas por Cervantes.
La parte por el todo: “Defender la red de su equipo”, para referirse a la portería.
El todo por la parte: “Lavar el carro”, para hacer referencia a la carrocería.
La materia por el objeto: “Pintó un lienzo”, para designar una pintura sobre una tela.
El nombre del objeto por otro contiguo a él: “Se acomodó el cuello de la camisa”, en referencia a la parte de la camisa que cierra en el cuello.
El instrumento por el que lo utiliza: “Es el mejor pincel de París”, para referirse al pintor.
Metonimia y metáfora
La metonimia y la metáfora se diferencian en el tipo de relaciones que establecen sus elementos. La metonimia implica relaciones objetivas entre elementos, de presencia o contigüidad. Por ejemplo, el vino oporto se produce en la ciudad de Oporto, la parte que llamamos “cuello” en una camisa, se denomina así porque está a la altura del cuello, etc.
En la metáfora esa presencia no es objetiva, esa cercanía no es real, sino que más bien es producto de una asociación subjetiva, mental. Por ejemplo, en “sus cabellos son de oro”, la referencia al oro es por el dorado de los cabellos rubios, pero no hay como tal oro en el cabello referido.
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