Hoy vamos a hablar sobre literatura, y es que este es un tema en el cual aquí en tu página Wilson te Educa vamos a abordar de manera reiterativa. Hoy abordaremos lo que tiene que ver específicamente con la literatura romántica; en el vídeo que te traigo vamos a ver todo lo que tiene que ver con la conceptualización de este tipo de literatura, las características más importantes, los autores más representativos y las obras que más se han destacado en este tipo de literatura. En esta tu página Wilson te Educa, también vamos a ampliar toda esa información. Como concepto podemos decir que el romanticismo es un movimiento artístico y literario que surgió en la transición del siglo XVIII hacia el siglo XIX en Inglaterra, Alemania y Francia, y desde allí se extendió a todo el mundo occidental, incluido el continente americano.
El movimiento romántico está basado en la expresión de la subjetividad y la libertad creadora como reacción al racionalismo del arte neoclásico, movimiento que, además de ser rigurosamente academicista, había entrado en una fase estandarizada que le mereció la reputación de frío y servil al poder político. Dice el historiador E. Gombrich que durante el romanticismo:
Por primera vez, acaso, llegó a ser verdad que el arte era un perfecto medio para expresar el sentir individual; siempre, naturalmente, que el artista poseyera ese sentir individual al que dar expresión.
Este interés por la libertad creativa y la expresión individual hizo del romanticismo un movimiento sumamente diverso. Había artistas revolucionarios y reaccionarios; también había artistas evasivos de la realidad, otros promotores de los valores burgueses y otros antiburgueses. ¿Qué podría señalarse como rasgos común? Dice Eric Hobsbawm que el combate del término medio. Para comprender esto mejor, conozcamos el contexto, los valores y las características del romanticismo.
Contexto histórico y origen del romanticismo
Francisco de Goya y Lucientes: El sueño de la razón produce monstruos. c. 1799. Aguafuerte y aguatinta sobre papel verjurado ahuesado. 213 x 151 mm (huella) / 306 x 201 mm.
Culturalmente, el siglo XVIII estuvo marcado por el Iluminismo, que preconizaba el triunfo de la razón sobre el fanatismo, la libertad de pensamiento y la fe en el progreso como nuevo sentido de la historia. La religión perdía su influencia pública y era confinaba a la esfera privada. La revolución industrial, que transcurría paralelamente, consolidó a la burguesía como clase dominante y formó una clase media emergente.
La Ilustración se expresaba con el arte neoclasicismo. Con el neoclasicismo, comenzaron los "ismos" como tal, es decir, los movimientos con programa y conciencia deliberada de estilo. Pero aún existían barreras para la libertad individual y contradicciones, de modo que no tardó en formarse una reacción.
Los nuevos cambios despertaban la desconfianza ante el excesivo "racionalismo" que, irónicamente, justificó muchas prácticas intolerantes; se miraba con nostalgia los tiempos de la fe y se sentía una cierta desconfianza hacia los nuevos sectores sociales sin tradición.
El impacto del "buen salvaje"
En 1755, Jean-Jacques Rousseau publicó Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, donde refutaba la obra Leviatán de Thomas Hobbes. Hobbes justificaba el despotismo ilustrado para garantizar la razón y el orden social, ya que entendía que el individuo tiende a la corrupción por naturaleza.
Rousseau propuso la tesis contraria: que el ser humano es bueno por naturaleza y que la sociedad lo corrompe. Los aborígenes americanos, de quienes se decía vivían en armonía con la naturaleza, fueron referidos por Rousseau como modelo ejemplar. Surgió así la tesis del “buen salvaje”. La idea fue tan escandalosa que le mereció la enemistad con Voltaire y fue considerada herética por la Iglesia. Aún así, nadie pudo detener su contagio revolucionario.
La aparición del Sturm und Drang
Entre 1767 y 1785 surgió un movimiento germánico llamado Sturm und Drang ("Tormenta e ímpetu"), impulsado por Johann Georg Hamann, Johann Gottfried von Herder y Johann Wolfgang von Goethe. Este movimiento rechazó el racionalismo y rigor del arte neoclásico y se constituyó en antecedente e impulso del romanticismo. El movimiento había recibido la influencia del pensamiento roussoniano y despertaba el germen de la inconformidad frente al estado de las cosas.
El arte como vocación
El romanticismo, impulsado en parte por el Sturm und Drang, también revelaba una crítica, pero esta partía de una profunda desconfianza ante el mundo conocido, ese mundo del progreso y de la creciente masificación.
Las academias habían constreñido la creatividad artística y el arte de finales del siglo XVIII había dejado de ser revolucionario para ser predecible y servil. Los románticos creían que el arte estaba destinado a expresar no solo la opinión sino la sensibilidad del artista. Nació la idea del arte como vocación, lo que liberó al artista de las obligaciones de la relación con el cliente/patrono.
Características del romanticismo
Identifiquemos algunos rasgos comunes en términos de valores, concepción, propósito, temas y fuentes de inspiración del romanticismo.
Imaginación vs. inteligencia
Desde el punto de vista de los románticos, el ejercicio de la imaginación era equiparable al pensamiento cognitivo de la filosofía. Por ende, revalorizaron el papel de la imaginación en el arte, aspecto determinante para toda la agenda romántica en cualquier de las disciplinas artísticas.
Subjetividad vs. objetividad
El movimiento romántico pretendía la exaltación de la subjetividad, los sentimientos y los estados de ánimo sobre la objetividad y el racionalismo. El arte romántico deseaba que la expresión de la subjetividad privara sobre cualquier otro elemento. En este sentido, el universo subjetivo y emocional pasó a ser el centro de interés de los artistas. Dominó especialmente la atención sobre los sentimientos intensos y místicos. El miedo, la pasión, la locura y la soledad fueron algunos de los temas que más ocupen a los creadores.
Lo sublime vs. belleza clásica
Johann Heinrich Füssli: El artista desesperado ante la grandeza de las ruinas antiguas. h. 1778-80. Dibujo. 42 x 35,2 cm. Kunsthaus, Zúrich.
La belleza clásica como referencia estética suprema cede su espacio a la noción de lo sublime. La idea de lo sublime estaría en la percepción de la grandeza absoluta de lo contemplado, aquello incomparable que no solo place, sino que conmueve, sobrecoge y turba, debido a la inadecuación de lo observado con cualquier expectativa racionalmente configurada en la mente de quien contempla.
Nacionalismo
Eugene Delacroix: La libertad guiando el pueblo. 1830. Óleo sobre lienzo. 260 × 325 cm. Museo del Louvre, Paris.
En el romanticismo, el nacionalismo fue la expresión colectiva de la búsqueda de la identidad, que se refería no solo al individuo, sino a su origen, su herencia, su sentido de pertenencia, cada vez más precario al ser un tiempo de cambios históricos trascendentales. Es decir, el romanticismo no solo buscaba al “yo” sino al “nosotros” que lo justificaba. Por ello, acudía con frecuencia a la cultura popular como fuente de inspiración.
El nacionalismo había despertado en Europa desde que Montesquieu, en pleno contexto de la Ilustración, definió las bases teóricas de la nación en el siglo XVIII. De hecho, el nacionalismo fue un valor compartido por los neoclasicistas, pero el romanticismo le confirió un sentido nuevo al vincularlo no solo a un principio político sino ontológico: el “ser nacional”.
Este valor adquirió gran beligerancia en el romanticismo cuando Napoleón, símbolo revolucionario del Estado laico, demostró más pronto que tarde su deseo de establecer un imperio europeo. La reacción no se hizo esperar. Los artistas de la transición romántica inmediatamente le dieron la espalda al supuesto líder de los tiempos modernos. Un ejemplo paradigmático es Beethoven, quien le había dedicado la Sinfonía Heroica a Napoleón y, al verlo avanzar en contra del pueblo germano, borró la dedicatoria.
Nostalgia por el pasado
Caspar David Friedrich: El caminante sobre el mar de nubes. 1818. Óleo sobre lienzo. 74,8 cm × 94,8 cm. Kunsthalle de Hamburgo.
El mundo conocido tiembla bajo los pies del artista romántico. Por un lado, le conmueven los nuevos valores políticos de libertad, igualdad y fraternidad. Por el otro, le acechan los cambios progresivos y dramáticos de la revolución industrial en ciernes. Este movimiento modernizador le hace sentir que se ha perdido la unidad entre el hombre y la naturaleza y que debe volver a los tiempos donde eso "era posible". Para ello, acude a tres fuentes, cada una de las cuales expresan tendencias diferentes dentro del romanticismo:
La Edad Media
Atrajo especialmente al romanticismo de reacción. Los caminos fueron dos, esencialmente:
-La inspiración en el arte sacro medieval: algunos románticos veían en la religiosidad de la edad media, y especialmente en el arte gótico, un símbolo de la fe y la identidad nacional. De este espíritu surgió el interés para culminar la Catedral de Colonia, que había sido iniciada en 1248 y solo se culminó en el siglo XIX.
-Lo maravilloso medieval: monstruos, criaturas míticas, leyendas y mitologías desechadas por el racionalismo ilustrado (por ejemplo, la mitología nórdica) volvieron de la mano de los románticos. Por eso en el romanticismo nace el estudio de la mitología comparada.
El hombre primitivo, lo exótico y la cultura popular
Una línea bastante extendida fue la que se inspiró en la cultura popular nacional. Junto a esta línea se reconoce también la que valoraban las culturas “exóticas” y la que valoraba las llamadas culturas “primitivas”, es decir, culturas indígenas de las naciones americanas. Esta línea fue influida por el pensamiento roussoniano.
La revolución francesa y la historia libertaria en general
A la revolución francesa se acogieron los románticos defensores de la libertad, la igualdad y la fraternidad, interpretados desde el nacionalismo.
Individualismo
El individualismo romántico procura la expresión del yo. No se trata del sentido contemporáneo del individualismo, sino del reconocimiento de la identidad individual, que permite al sujeto percibirse a sí mismo como único, como diferente, pero al mismo tiempo como parte de un colectivo que goza de rasgos también particulares que lo distinguen de otros.
En algunos casos relativos al arte, el individualismo implicó un desafío al público por medio de recursos como la improvisación artística (particularmente en la música), que permitía la distinción social en un tiempo donde la cultura y los bienes de consumo se "democratizaban" progresivamente.
Idea de genio atormentado e incomprendido
Junto al individualismo aparece también la idea del genio romántico. No es el genio del renacimiento, que destaca por el impecable manejo de la técnica dentro de la convención artística de su tiempo. Además de sus talentos técnicos, el genio romántico está tocado por la imaginación, la originalidad, el virtuosismo y, también, por una vida atormentada. El del romanticismo es un genio incomprendido y atormentado.
Redescubrimiento de la naturaleza
El paisaje ya era muy explorado en las generaciones anteriores como género. Sin embargo, era considerado un género menor hasta que el romanticismo le dio un nuevo carácter. Para los artistas románticos, la naturaleza era una metáfora del mundo interior del individuo o una auténtica fuente de inspiración y belleza, no mero contexto de escenas pastorales. Un volcán, por ejemplo, podía ser interpretado metáfora de la pasión, o un paisaje helado como metáfora de la soledad o el fracaso. Con frecuencia, los románticos preferían el aspecto más salvaje o misterioso del paisaje.
Libertad creativa (liberación de las reglas academicista)
Théodore Géricault: La balsa de la Medusa. 1819. Óleo sobre lienzo. 4,91 m x 7,16 m. Museo del Louvre, París.
El arte romántico propone la liberación de las rígidas reglas del arte academicista y, en particular, del neoclasicismo. No se trata de una negación absoluta de la técnica, sino de la subordinación de la misma a la expresión individual.
Carácter visionario u onírico
Johann Heinrich Füssli: La pesadilla (primera versión). 1781. Óleo sobre lienzo. 101 cm × 127 cm. Detroit Institute of Arts, Detroit.
El arte romántico trae a la luz el interés por los asuntos oníricos, es decir, relativos a los sueños y las fantasías, donde la imaginación se libera de la sujeción racional. No es de extrañar la alusión al mundo de las pesadillas, las fantasmagorías y las ensoñaciones.
Temas
William Blake: El gran Dragón Rojo y la Mujer revestida en Sol, de la serie El gran Dragón Rojo. 54,6 x 43,2 cm. Museo de Brooklyn.
De todo lo mencionado se desprenden los temas propios del romanticismo, los cuales abarcar un registro tan diverso como el tratamiento de:
Temas nacionalistas:
- Cuadros de historia nacional o revolucionaria;
- Valores revolucionarios, especialmente de tipo nacionalista;
- Héroes caídos.
Temas literarios:
- Inspiración y representación de escenas tomadas de la literatura nacional de cualquier período de la historia, en rechazo a los temas de la Antigüedad Clásica.
Temas populares:
- Tradiciones y costumbres;
- Leyendas;
- Mitologías nacionales (amplia difusión de la mitología nórdica).
Temas exóticos:
- Orientalismo;
- Universo aborigen.
Inquietudes existenciales y sentimientos:
- Melancolía;
- Melodrama;
- Pasiones (amor, pasión, ira, etc);
- Muerte, especialmente el suicidio.
- Paisaje.
Características de la literatura romántica
-La literatura, al igual que la música, se percibía como un arte de interés público al colindar con los valores del creciente nacionalismo;
-Defensa de la supremacía cultural de la lengua vernácula a través de la literatura nacional;
-Incorporación de la herencia popular a los temas y estilos de la literatura como desafío frente a la cultura aristocrática y cosmopolita;
-Aparición y desarrollo de la ironía romántica;
-Valoración de la poesía lírica popular;
-Presencia del espíritu femenino;
Liberación de la poesía respecto de los cánones neoclásicos;
Aparición del artículo de costumbres;
-Aparición de la novela histórica y la novela gótica;
CRÉDITOS PARA: https://www.culturagenial.com/
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