La educación hace parte integral de nuestras vidas, razón por la cual en esta tu página "Wilson te Educa" encontrarás toda la mejor información sobre diversos temas de tu interés, desde los más educativos y técnicos hasta información de ocio para que no dejes nunca de estar conectado con la mejor página de toso internet. El tema que veremos hoy es EL ESPACIO EN LOS RELATOS.
Recuerda que el lugar, espacio (la calle, la casa, sala, recámara, cocina, etc.) o escenario, donde transcurre la acción del relato, es presentado por el narrador o un personaje.
El espacio (abierto o cerrado) aparece en estrecha relación con el tiempo y la actitud de los personajes. Es el marco donde se mueven e influye de forma decisiva en ellos. Dentro del relato puede haber varios escenarios, pero uno será el más importante, donde se desarrolla la acción climática.
El tiempo (un día, al día siguiente, un mes más tarde, etc.), es el momento en que transcurre el relato de manera progresiva. Por tanto, lleva un orden cronológico hacia un término lógico y una duración ficticia. Conocer el eje espacio-temporal ayuda a ubicar la acción de los personajes en el mundo real o imaginario.
Ejemplo: Ayer (tiempo) caminaba alegre por la calle de su barrio (lugar) , sin conocer la circunstancia que en media hora (tiempo) transformaría su vida.
A continuación se presentan dos ejemplos para que puedas identificar el tiempo y el espacio en dos relatos diferentes.
Cuento policial*
Rumbo a la tienda donde trabajaba como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante de una casa en cuyo balcón una mujer bellísima leía un libro. La mujer jamás le dedicó una mirada. Cierta vez el joven oyó en la tienda a dos clientes que hablaban de aquella mujer. Decían que vivía sola, que era muy rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa, aparte de las joyas y la platería. Una noche el joven, armado de ganzúa y de una linterna sorda, se introdujo sigilosamente en la casa de la mujer. La mujer despertó, empezó a gritar y el joven se vio en la penosa necesidad de matarla. Huyó sin haber podido robar ni un alfiler, pero con el consuelo de que la policía no descubriría al autor del crimen. A la mañana siguiente, al entrar en la tienda, la policía lo detuvo. Azorado por la increíble sagacidad policial, confesó todo. Después se enteraría de que la mujer llevaba un diario íntimo en el que había escrito que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.
*Denevi, M. (1997). Cuento Policial. En Breve Manual para reconocer minicuentos. México: UAM-A.
CRÉDITOS PARA: https://portalacademico.cch.unam.mx/
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